
Chocolate: un reto
Cambios: inicio de nuevas oportunidades.
Rocío López, psicóloga de formación, llegó a la capital catalana desde Galicia a finales de los ‘80 junto a Fidel, su marido. En su nueva etapa en Barcelona, la Sra. García, propietaria de la emblemática chocolatería de la Plaza Universidad de Barcelona, le ofreció la que fue su primera experiencia profesional en el sector de la repostería. Así, Rocío descubrió el arte del chocolate fusionado con el mundo del regalo y comenzó a conocer los secretos de los obradores artesanales.
“A la Sra. García, que tan agradecida le estaré durante toda la vida”
La pasión por el chocolate y el compromiso con la excelencia de Rocío son los ingredientes que empujan a la gallega a iniciar una aventura en solitario, aunque con el apoyo incondicional de Fidel. Sus nombres se abrazan para, en esta ocasión, bautizar al Grup FIRO y abrir las puertas de ChocoFIRO en la década de los ‘80.
El esfuerzo y la contínua renovación marcan los primeros años de ChocoFIRO. Siempre mantendrán la fusión del chocolate con el mundo del regalo y la decoración como homenaje a la experiencia que despertó la pasión de Rocío.

Un paso más
El éxito de la chocolatería llevó a Fidel, el marido de Rocío, a idear un rincón de 6 mesas para que los clientes pudiesen degustar, también, las propuestas saladas de Rocío. Con vocación, gusto y, sobre todo, compromiso, las novedades vuelven a triunfar y, así, se comienza a gestar el proyecto FIROtast en 2005 con degustaciones cada vez más elaboradas.
En 2010, el establecimiento colindante de ChocoFIRO abre sus puertas con salones para poder continuar disfrutando de la cocina: ahora sí, FIROtast ha visto la luz con platos para de origen gallego y los postres de chocoFIRO.
